8 de septiembre de 2009

Aprendi...

Llega una edad en que las personas nos hacemos invisibles, y dejamos de ser el personaje principal en la escena de la vida, todo cambia y de pronto nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe la energia y la vitalidad de los años en que fuimos jóvenes, dejamos atras las fiestas, las reuniones de madrugada con los amigos los fines de semana, la mala alimentacion, las figuras delgadas y espectaculares...
Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo...

Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora, nunca me sentí tan segura y realista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi existencia.

Descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar llena de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás.
Y a pesar de ello.... ¡quererme mucho!
Cuando me miro al espejo ya no busco aquella que fui... Sonrío a quien ahora soy...

Disfruto la posibilidad de elegir, a cada instante quien quiero SER.

Me alegro del camino andado, de la experiencia que me dieron estos años.
Asumo mis contradicciones, reconosco mis errores y valoro lo recorrido.

Tan mal no me fue... ¡Estoy aqui!, conservando mi escencia mas intima, aquella a quien descubri gracias a todo el camino andado, que siempre estuvo ahi, pero no me habia dado cuenta.

¡Qué bien vivir se siente vivir sin la obsesión de la perfección!

Un buen dia decidí dejar de quejarme, de echarle la culpa a los demas, de lamentarme, de esperar un milagro y ponerme a trabajar duro para alcanzar todos y cada uno de mis objetivos, como bajar esos  kilos de mas que tanto pesaban en mi vida!
Deje de sentir esa angustia permanente en la que vivia cuando buscaba insistentemente que me quisieran, ahora ya no pretendo gustarle a nadie, ni me importa si le agrado o lo que piensan de mi.
Empezar a quererme YO, a respetarse a mi misma.

Y es maravilloso reconocer que la felicidad está tan cerca, y tan relacionada con nuestras búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores.
¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están afuera, sino en mí!

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